El deporte influye tanto en nuestros procesos emocionales, así como en la motivación o el rendimiento ante una actividad física.
La práctica de ejercicio rutinaria o deporte ayuda a mejorar nuestras funciones cognitivas independientemente de nuestra edad, sexo o condiciones físicas. De hecho,
el hacer ejercicio produce múltiples beneficios para nuestro bienestar mental.
Cómo el deporte afecta nuestras emociones
A la hora de empezar a hacer deporte a todos siempre nos aparece la vagancia y nos ponemos excusas para dejarlo para más tarde o para otro día. No hace falta ser un deportista de élite ni correr miles de kilómetros diarios, pero
si haces un poco de ejercicio favorecerás las endorfinas, conocidas también como las sustancias de la felicidad y te sentirás mejor contigo mismo.
De esta manera, hay muchos
psicólogos que prescriben la práctica de deporte a personas con síntomas de depresión para que así puedan mejorar su calidad de vida. Además, el ejercicio también funciona como elemento para distraernos de los asuntos cotidianos como puede ser el trabajo. Principalmente, al concentrarnos de manera elevada hace que dejemos de pensar en otras tareas y a su vez modera la respuesta del cerebro al estrés.
El practicar ejercicio
mejorará tu condición física y a tu autoestima. Independientemente del peso o la edad, a medida que vas haciendo deporte consigues marcarte unos objetivos y superar ciertas metas. De esta manera, conseguirás valorarte más y tener una percepción más positiva sobre ti.
Así pues, si combinas una dieta saludable con ejercicio físico, te ayudará a mejorar la calidad de vida, aumentará tu autoestima y reducirás el estrés. Así que no te pongas más excusas y empieza a practicar ejercicio lo antes posible.