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El arroz es un ingrediente básico que nunca falta en nuestras despensas: es económico, polivalente y con él, podemos preparar tanto grandes recetas como recetas más rápidas y sencillas.
Aunque lo hayamos cocinado mil veces, también es cierto que, al igual que con la pasta, calcular las medidas exactas es algo que nos cuesta. Si os ha sobrado arroz ya cocido, en el blog os explicamos la mejor manera para conservarlo de manera segura.
En general, el arroz es un alimento que, conservado correctamente, puede mantenerse en perfectas condiciones durante largos periodos debido al proceso de secado, el cual le permite preservar sus características nutricionales y organolépticas. Como apuntamos en anteriores blogs, el arroz es un alimento que no caduca, sino que cuenta con una fecha de “Consumo preferente”. Esta fecha indica que, pasado el periodo fijado, el arroz puede consumirse con seguridad siempre que se encuentre en buen estado, aunque puede perder algunas de sus características como parte de su aroma, sabor o textura.
En general, los arroces blancos pueden mantenerse en buenas condiciones durante varios años (aproximadamente 2), por lo que respecta a los arroces integrales y otros menos procesados, su vida útil puede ser inferior.
Lejos de fuentes de calor o luz directa: evita almacenar el arroz en espacios próximos a fuentes de calor como hornos o fuentes de luz, ya que pueden acelerar su deterioro y mermar su color y sabor.
Opta por un lugar fresco y seco: coloca el arroz en un lugar seco, en el que no puedan desarrollarse microorganismos y preferiblemente con temperatura estable, para evitar cambios bruscos que puedan alterar su calidad.
Recuerda, además, incluir la fecha de almacenamiento.
No obstante, si encontramos bichos en nuestro arroz, es recomendable desechar el arroz afectado y limpiar el área de almacenamiento para que no se reproduzcan.
¿Y cómo evitamos su aparición? Almacenando siempre el arroz y los cereales en botes limpios y herméticos en nuestra despensa una vez abiertos. Además, se dice que incluir una hojita de laurel en el recipiente actúa como repelente natural debido a su aroma.
¿Querías preparar arroz para dos y te ha salido para cuatro?, además de apuntarte a nuestra comunidad Montsià Lovers para poder conseguir nuestro vaso medidor y olvidarte por fin de calcular proporciones, te dejamos unos trucos para que se mantenga de la mejor manera en el caso de que te haya sobrado:
Una vez cocinado, remuévelo para separarlo: pero no hagas círculos o espirales. Con una cuchara debes levantar la capa de arroz como si fueras a “doblarlo” sobre sí mismo y pasar la cuchara por encima de manera lineal como si lo estuvieses “cortando”. De esta manera conseguimos separar los granos sin romperlos.
Almacénalo en un tupper o bolsas con cierre: recuerda repartir bien el arroz en el recipiente sin aplastarlo para que no quede apelmazado y cerrarlo adecuadamente para que no se filtre olores o humedad que pueda echarlo a perder. Etiquetarlo con la fecha de almacenaje también es necesario, ya que en la nevera podrás almacenarlo un máximo de 48 h y en el congelador, 3 meses aproximadamente.
Mantenlo siempre dentro de la nevera: es fundamental. El arroz mal cocido o refrigerado puede volverse tóxico, ya que, contiene una bacteria llamada Bacillus cereus (presente en muchísimos alimentos, como los provenientes de la tierra o la vegetación), capaz de producir esporas que son resistentes a las temperaturas de cocinado. Si dejamos el arroz enfriando en la encimera, a una temperatura superior a los 4º del frigorífico, estas esporas pueden llegar a germinar mucho más fácilmente. Además, desgraciadamente no podemos detectar la toxicidad a través de nuestros sentidos, ya que ni la bacteria ni la toxina provocan cambios detectables.
Aunque lo hayamos cocinado mil veces, también es cierto que, al igual que con la pasta, calcular las medidas exactas es algo que nos cuesta. Si os ha sobrado arroz ya cocido, en el blog os explicamos la mejor manera para conservarlo de manera segura.
¿El arroz caduca?
En general, el arroz es un alimento que, conservado correctamente, puede mantenerse en perfectas condiciones durante largos periodos debido al proceso de secado, el cual le permite preservar sus características nutricionales y organolépticas. Como apuntamos en anteriores blogs, el arroz es un alimento que no caduca, sino que cuenta con una fecha de “Consumo preferente”. Esta fecha indica que, pasado el periodo fijado, el arroz puede consumirse con seguridad siempre que se encuentre en buen estado, aunque puede perder algunas de sus características como parte de su aroma, sabor o textura.En general, los arroces blancos pueden mantenerse en buenas condiciones durante varios años (aproximadamente 2), por lo que respecta a los arroces integrales y otros menos procesados, su vida útil puede ser inferior.
Cómo conservar el arroz durante largos periodos
Lejos de fuentes de calor o luz directa: evita almacenar el arroz en espacios próximos a fuentes de calor como hornos o fuentes de luz, ya que pueden acelerar su deterioro y mermar su color y sabor.
Opta por un lugar fresco y seco: coloca el arroz en un lugar seco, en el que no puedan desarrollarse microorganismos y preferiblemente con temperatura estable, para evitar cambios bruscos que puedan alterar su calidad.
Recuerda, además, incluir la fecha de almacenamiento.
¿Arroz en mal estado?
Puede que alguna vez te haya pasado: abres la despensa, vas a buscar el paquete de arroz o de harina y al abrirlo, te das cuenta de que hay unas pequeñas motas negras que son bichitos. En la mayoría de los casos, estos bichos de la familia de los escarabajos son Gorgojos, los cuales pueden aparecer tanto en el arroz como en otros cereales y legumbres. Se trata de bichos de color marrón o negro que se reproducen con el calor y la humedad, por ello es más fácil que nos encontremos con ellos durante el verano. Su esperanza de vida alcanza los 6 u 8 meses y, según el experto en seguridad alimentaria, Miguel Ángel Lurueña, aunque resulten desagradables, no suponen ningún peligro para nuestra seguridad.No obstante, si encontramos bichos en nuestro arroz, es recomendable desechar el arroz afectado y limpiar el área de almacenamiento para que no se reproduzcan.
¿Y cómo evitamos su aparición? Almacenando siempre el arroz y los cereales en botes limpios y herméticos en nuestra despensa una vez abiertos. Además, se dice que incluir una hojita de laurel en el recipiente actúa como repelente natural debido a su aroma.
El arroz cocido
Si lo que queremos es conservar arroz ya cocinado, las pautas a seguir son diferentes.¿Querías preparar arroz para dos y te ha salido para cuatro?, además de apuntarte a nuestra comunidad Montsià Lovers para poder conseguir nuestro vaso medidor y olvidarte por fin de calcular proporciones, te dejamos unos trucos para que se mantenga de la mejor manera en el caso de que te haya sobrado:
Una vez cocinado, remuévelo para separarlo: pero no hagas círculos o espirales. Con una cuchara debes levantar la capa de arroz como si fueras a “doblarlo” sobre sí mismo y pasar la cuchara por encima de manera lineal como si lo estuvieses “cortando”. De esta manera conseguimos separar los granos sin romperlos.
Almacénalo en un tupper o bolsas con cierre: recuerda repartir bien el arroz en el recipiente sin aplastarlo para que no quede apelmazado y cerrarlo adecuadamente para que no se filtre olores o humedad que pueda echarlo a perder. Etiquetarlo con la fecha de almacenaje también es necesario, ya que en la nevera podrás almacenarlo un máximo de 48 h y en el congelador, 3 meses aproximadamente.
Mantenlo siempre dentro de la nevera: es fundamental. El arroz mal cocido o refrigerado puede volverse tóxico, ya que, contiene una bacteria llamada Bacillus cereus (presente en muchísimos alimentos, como los provenientes de la tierra o la vegetación), capaz de producir esporas que son resistentes a las temperaturas de cocinado. Si dejamos el arroz enfriando en la encimera, a una temperatura superior a los 4º del frigorífico, estas esporas pueden llegar a germinar mucho más fácilmente. Además, desgraciadamente no podemos detectar la toxicidad a través de nuestros sentidos, ya que ni la bacteria ni la toxina provocan cambios detectables.