El derroche alimentario es uno de los grandes temas pendientes en nuestra sociedad actual. Año tras año, son miles de toneladas de alimentos las que quedan descartadas de la cadena agroalimentaria.
Definimos
desperdicio alimentario como la disminución en la cantidad o calidad de alimentos o bebidas que, siendo aptas para el consumo humano, acaban por no ser ingeridos por motivos de descarte o deterioro acaecidos de las decisiones y acciones de minoristas, proveedores de servicios alimentarios, o de los propios consumidores.
Y es que las causas de la pérdida y el desperdicio alimentario son diversas, sin embargo, en esta cadena de desperdicio, los consumidores tenemos parte de responsabilidad y es nuestro deber hacernos cargo y mitigar sus efectos.
Una de las causas más habituales del desperdicio en nuestros hogares es el etiquetado de los productos y las indicaciones en cuanto a la fecha de consumo.
Muchas veces existe una confusión entre la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad. ¿Conoces exactamente la diferencia? Hoy te lo explicamos.
Consumo preferente no es lo mismo que fecha de caducidad
Seguramente, más de una vez hemos visto un alimento marcado con una fecha pasada y hemos decidido deshacernos de él pensando que ya no era apto para el consumo. Probablemente, alguno de estos alimentos sí lo era. A continuación te detallamos la diferencia entre el consumo preferente y la fecha de caducidad.
Consumo preferente
La fecha de consumo preferente es muy usual en alimentos que aguantan grandes períodos de tiempo si se conservan adecuadamente. Por ejemplo, alimentos secos como la pasta o el arroz, el aceite, el chocolate o los congelados.
La fecha de consumo preferente nos da una fecha aproximada de hasta cuando el alimento conservará todas sus cualidades en perfecto estado (textura, color, sabor, etc.).
Sin embargo, pasada esa fecha, no quiere decir que el alimento ya no sea apto para el consumo. Simplemente,
sus cualidades pueden verse ligeramente afectadas esto si, sin causar un riesgo microbiológico. Si hemos cuidado su almacenamiento, de manera orientativa podremos consumir los alimentos dependiendo de los períodos:
15 días después, todavía podemos aprovechar yogures y pan de molde. Los lácteos siempre que hayamos mantenido una correcta cadena del frío.
1 mes después: alimentos como el embutido curado loncheado (jamón, salchichones, caña de lomo adobada, etc.)
3 meses después: bebidas ultrapasteurizadas (UHT) como la leche, zumos o bebidas de soja. El queso seco, congelados, salsas envasadas, aceite, mantequilla o embutido curado sin lonchar también se pueden consumir.
Hasta 1 año después: todo lo que sean alimentos de conservas en lata o tarros de cristal, el chocolate en tableta, el café, las especias o las infusiones, las legumbres secas, la pasta seca, el arroz o la harina.
De todas formas, el consejo más importante a seguir antes de consumir cualquier alimento es asegurarnos de que no presenten mal olor o signos de pudrición.
Fecha de caducidad
La fecha de caducidad sí es determinante, ya que nos indica la fecha hasta la cual el alimento se puede consumir con seguridad. Pasada esta fecha, en caso de consumir el alimento, podemos sufrir una grave intoxicación. Normalmente, encontramos esta fecha indicada en alimentos que se estropean rápidamente: las carnes, el pollo o el pescado y el marisco, son algunos ejemplos.
Para no derrochar recursos, si vemos que un alimento está cercano a su fecha de caducidad, podemos cocinarlo o congelarlo y de esta forma, alargaremos su vida útil. Por norma general, siempre que guardemos la comida en un recipiente apto y hermético, la comida cocinada puede durar hasta 3 meses en nuestro congelador.
Alimentos que no caducan
¿Realmente hay alimentos que no caducan? Parece que algunos alimentos no tengan fin a su vida útil, sin embargo, aunque algunos nos permiten una mayor flexibilidad, lo mejor siempre es respetar la fecha de caducidad que aparece en el etiquetado para ahorrarnos riesgos.
La sal
Tratándose de uno de los conservantes más utilizados en la historia de la humanidad, la sal bien podría ser un alimento que no caduca. Como en todos los casos, dependerá de su correcto almacenamiento.
El vinagre
Como sucede con la sal, el vinagre es también un conservante natural. Con una buena conservación, aislado de la luz y la humedad, el vinagre perdurará en buenas condiciones durante mucho tiempo.
La miel
Su alto contenido en azúcares hace que los microbios y las bacterias no proliferen. Aunque no caduca, la miel puede cambiar su estado dependiendo del entorno (puede cristalizar, por ejemplo).
Como podeis comprobar, podemos reducir el desperdicio cuidando el almacenamiento de los alimentos y haciendo una buena planificación teniendo en cuenta la información del etiquetado. En el caso del arroz, para conservarlo y que no pierda sus cualidades organolépticas, deberemos guardarlo en un espacio limpio, seco y sin humedad, fresco y alejado de fuentes de calor.
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